La meditación consiste en observar el ritmo de la respiración, observar cuando inhalamos y exhalamos.
Cada vez que nuestra atención se desvia, podemos regresar inmediatamente al ritmo de nuestra respiración. Nunca sera tan fácil al principio, sobretodo si eres una persona que tiende a distraerse. Pero con la práctica obtendremos momentos de silencio interior inigualables.
Existen 3 técnicas efectivas para concentrarnos en la respiración.
- Observar el bajo vientre: Llevando nuestra atención al subir y bajar de nuestro vientre.
- Observar la nariz: Nos enfocamos en el punto exácto donde el aire hace contácto con nuestra nariz.
- General: Observamos una visión general de nuestra respiración, desde que inhalamos y su proceso en nuestro interior.
Lo más probable es que surjan distracciones ya sea en forma de
pensamientos, de molestias físicas, de falta de energía, o ansiedad. El
modo de tratar con estos obstáculos es muy sencillo, al menos durante
los primeros meses de meditadores, bastara con darnos cuenta y volver al
objeto de la practica una y otra vez con paciencia y armonía hacia
nosotros mismos Por otra parte la capacidad de concentración necesaria
para meditar no es mayor que para leer un libro, de modo que todos
nosotros podemos meditar satisfactoriamente.
Con la práctica, descubrirás que la respiración se va tornando cada vez
más imperceptible dado que un cuerpo en calma requiere menos oxígeno.
Finalmente, llegará un momento en que la respiración pareciera que
desaparece.
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